Lope Félix de Vega Carpio fue el escritor más famoso y popular de la época. Aunque este éxito proviene, en particular, de su teatro, no hay que olvidar la riqueza y originalidad contenida en su obra poética. No destaca por el cultismo o ingenio de sus producciones, aunque admiraba a Góngora y lo imitó en algunos de sus poemas.
Lo verdaderamente novedoso de Lope es su capacidad para entremezclar su propia vida en la literatura. Vida ciertamente desordenada y extremosa, llena de amoríos (dos matrimonios, amores con mujeres Casadas, raptos...) e inquietudes espirituales que le impulsaron a hacerse sacerdote.
La transformación de su vida en poesía escoge una lengua natural, sentenciosa, con una sencillez casi conversacional, que contrasta agradablemente con los excesos estéticos de sus contemporáneos. Su frenesí amoroso, sus arrepentimientos y su fervor religioso, la cotidianeidad de su vida familiar aparecen representados en sus poemas.
Tampoco hay que olvidar el cultivo de las formas tradicionales y el romance. Los principales títulos de su poesía lírica son las Rimas (1602). las Rimas sacras (1614), las Rimas humanas y divinas del licenciado Tome de Burguillos (1634). Su enorme fecundidad literaria lo lleva también a cultivar la poesía narrativa y épica en obras como La hermosura de Angelica (1602), El perro del hortelano (1618), Fuenteovejuna (1619) y La Gatomaquia (1634).
El perro del hortelano
1618
|
Fuenteovejuna
1619
|
Fuenteovejuna
1619
|
El perro del hortelano
1618
|