Miguel de Cervantes Saavedra nació en Alcalá de Henares. El oficio de cirujano de su padre explica los continuos traslados de la familia de una ciudad a otra. Quizá por ello no acudió a la universidad, de ahí su formación autodidacta, aunque influida por el humanismo.
En 1569 marchó a Italia, donde ingresó en la milicia. Parece que el oficio de soldado cuadraba con su temperamento curioso y arriesgado. Su heroica participación en la batalla de Lepanto, en la que perdió un brazo, será un episodio que siempre recordará con orgullo. A su regreso a España, tras la contienda, fue apresado por los berberiscos, que le retuvieron cautivo en Argel durante cinco años. Durante este período, volvió a demostrar su temple al liderar cuatro tentativas frustradas de huida.
Rescatado por los frailes de la Merced, regresó a su patria, donde se casó con Catalina Palacios (dieciocho años más joven que él), aunque el matrimonio se separaría pronto. A pesar de su brillante carrera como soldado, Cervantes no recibió el trato que merecía. Desempeñó oficios mal pagados, como el de recaudador de impuestos, que lo obligó a recorrer toda Andalucía. Aunque, quízá, fuera esta experiencia la que lo puso en contacto con la realidad de miseria y pobreza de su pueblo y lo desedeñó de la visión heroica de su juventud militar.
Además de mostrarle la otra cara de la moneda, los frecuentes viajes que le obligaba este oficio le permitieron conocer costumbres y tipos que aparecen luego reflejados en el Quijote: las ventas y fondas de camino, los artesanos, curas, barberos, pastores, alguaciles, los cuales constituyen un valioso documento de la sociedad española de la época. Cervantes fue encarcelado en dos ocasiones y llevó una vida oscura y, menudo, miserable.
Obra
Su producción literaria aparece tardíamente, pero es extensa y variada. Ensayó todos los
géneros literarios, aunque destaca, sobre todo, como narrador y dramaturgo.
Su obra narrativa incluye ejemplos de novela pastoril, como
La Galatea (1583), novela corta, con sus
Novelas ejemplares (1613), entre las que destacan
El celoso extremeño,
El licenciado Vidriera y
La ilustre fregona, y novela bizantina de aventuras, como
Los trabajos de Persiles y
Sigismunda (1617), además de su obra cumbre,
El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha (1605-1615), prototipo de la novela moderna.
Como dramaturgo, Cervantes compuso tragedias (
El cerco de Numancia y
El trato de Argel), comedias (
El gallardo español,
El rufián dichoso,
Los baños de Argel) y entremeses (
El rufián viudo,
El retablo de las maravillas,
La guarda cuidadosa). Su producción poética es menos relevante; sin embargo, cabe citar su
Viaje del Parnaso de 1614 para ilustrarla.
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