Resumen de Los Pazos de Ulloa, de Emilia Pardo Bazán
Los Pazos de Ulloa es una novela escrita por la autora gallega Emilia Pardo Bazán, publicada en 1886 y enmarcada dentro de la corriente naturalista del realismo literario español.
Considerada como una de las obras cumbre de la literatura hispánica durante el siglo XIX, la novela presenta una visión crítica y realista de la sociedad rural gallega de la época, donde la decadencia, tanto moral como económica de la nobleza y la falta de oportunidades para las clases más bajas se entrelazan en una trama apasionante y desgarradora.
A través de personajes complejos y contradictorios, Pardo Bazán nos muestra una Galicia oscura y misteriosa, que deja una profunda huella en el lector, sumergiéndolo en un mundo de sombras y luces, de vida y muerte, de amor y dolor.
El capellán Julián Álvarez es asignado para servir al marqués Pedro Moscoso en Los Pazos de Ulloa, un caserío rural bastante retirado de la civilización. Al llegar, no pasa mucho tiempo para darse cuenta que el lugar es un desastre. Con el marqués, Don Pedro, viven el capataz de nombre Primitivo, su hija Sabel, que es la cocinera, y el hijo de ésta, llamado Perucho.
Primitivo y Don Pedro son compañeros de bebida y juerga, Sabel muestra una actitud sospechosa y el niño es maltratado, hasta el punto de que su abuelo le da de beber vino hasta dejarlo inconsciente. El lugar está desordenado, parece que estuviera abandonado, lo que lleva a Julián a quedar sorprendido, de mala manera.
Los secretos más sórdidos
Poco a poco va descubriendo más y más asuntos sórdidos. Don Pedro es un hombre hostil, ególatra y avaro, que tiene una relación con Sabel, de la cual nació Perucho. Por su parte, Sabel es esclavizada por su padre, Primitivo, y se dedica a la prostitución. Esto lleva a Julián a querer proteger al niño, que es el único inocente en todo eso y aún puede ser rescatado. Es así como Don Julián comienza a enseñar a Perucho a leer y escribir, pero no tiene éxito. En realidad, el niño está más preocupado por sobrevivir que otra cosa.
Al poco tiempo, una escena en la cocina lo espanta. Don Pedro estaba golpeando a Sabel, culpándola de haberla pillado con otro hombre y de no tener lista la cena. Debido a todo este caos y la información que ya el capellán había recabado, éste le propone a Don Pedro echar a Primitivo y Sabel a la calle, pero el marqués le informa que Primitivo había amenazado a todos los lugareños, advirtiéndoles que si alguno ocupaba su puesto, iban a sufrir graves consecuencias. Entonces, el sacerdote le invita a pensar seriamente en casarse y cambiar el ambiente de Los Pazos de Ulloa. Mientras tenían esta conversación, Primitivo los escuchaba escondido.
La hipotética salvación del matrimonio
Juntos parten a Santiago, donde vive un tío del marqués. En el camino, sufren un atentado por parte de Primitivo, pero Don Pedro logra evitarlo. Llegan a la casa del señor Lage y allí es presentado a sus cuatro hijas: Rita, Manolita, Marcelina y Carmen. Lage espera que Don Pedro escoja a alguna de ellas para casarse. Aunque este se siente atraído especialmente por Rita, ya que es la más guapa de todas, decide pedir consejo a Don Julián. Este le dice que si a él le tocara escoger entre las cuatro, se decantaría por Marcelina (Nucha), pues de todas es la más discreta y recatada. Don Pedro está de acuerdo.
La boda se realizó de forma sencilla y pronto partieron los tres hacia los Pazos de Ulloa nuevamente. Cuando llegaron al caserío se dieron cuenta que todo estaba limpio y en orden. Primitivo y Sabel habían cambiado por completo su actitud, ahora eran amables y obedientes. Primitivo, además, les comenta que Sabel estaba comprometida y pronto se iba a casar. Esto idealmente resolvería la situación y los nuevos esposos podrían vivir en un ambiente tranquilo.
De vuelta al infierno
Al poco tiempo, Nucha queda embarazada y se entera de la existencia de Perucho. Ella piensa que el niño es ahijado de Don Pedro y desarrolla afecto por él. Sin embargo, no todo era paz, el embarazo parece evolucionar mal, de manera que la salud de Sabel se va deteriorando. Finalmente, tiene un parto complicado, pero ella y el bebé sobreviven. La partera les anuncia que es una niña. Don Julián se alegra mucho con la noticia, pero Don Pedro no. El marqués deseaba un niño que pudiera heredar su propiedad.
Perucho se encariña con la niña y un día que Nucha estaba dándole un baño los ve tan bien interactuando que le cometa a Julián que parecen hermanos. Al observar su cara de consternación por el comentario, Nucha se convence de que el niño es hijo de su esposo.
Al comprobar que era verdad, Nucha pide que Sabel y Perucho sean echados, pero el marqués estaba decepcionado de su matrimonio e ignoró la petición. Ahora se estaba ocupando de lanzarse a alcalde, por lo que Primitivo y Sabel retomaron el mando en los pazos. Aunque el marqués intentó comprar votos, los rumores acerca de que Don Julián y Nucha eran amantes se esparcieron por el pueblo y Don Pedro perdió las elecciones.
Su furia lo llevó a atacar violentamente a su esposa y a expulsar a Don Julián de su casa. Este fue enviado a una región muy lejana por órdenes del Arzobispo. No fue hasta 10 años después que el capellán volvió a los Pazos de Ulloa, donde casi todos habían muerto y el caserío se encontraba desolado. Al visitar la tumba de Nucha, se acercan un joven y una niña: eran Perucho y la pequeña Marcelina.
Personajes de Los Pazos de Ulloa
Personajes principales
Julián Álvarez: Es el protagonista de la novela, es un joven sacerdote enviado por su tío, el obispo de la región, a la casa de Ulloa para ser el preceptor de los hijos de la familia. Es un personaje sensible, idealista y culto que lucha por mantener sus valores éticos y morales en un ambiente decadente y violento.
Don Pedro: Es el señor de los pazos, un hombre vil, alcoholizado y agresivo. Presume de ser un marqués, pero en realidad no posee título nobiliario alguno.
Personajes secundarios
Primitivo: Se trata del mayordomo del pazo, un hombre cruel y despiadado que utiliza su poder para someter y explotar a los campesinos locales.
Sabel: Es la hija de Primitivo y amante del marqués. Se trata de una joven que actúa con alevosía y que tiene una intención oculta, lograr que su hijo Perucho herede los pazos.
Nucha: Es la prima de Don Pedro, quien se casa con él y con quien tiene una hija llamada Marcelina. Nucha es de carácter noble y dócil, pero con un destino trágico.
Perucho: Es el hijo natural y primogénito de Don Pedro, un niño maltratado que logra sobrevivir al infierno de los pazos junto a su hermana Marcelina.
Análisis de Los Pazos de Ulloa
La novela es una exploración de los efectos destructivos de la decadencia y la corrupción, y una crítica mordaz de la sociedad española de la época. Pardo Bazán utiliza la descripción detallada del paisaje gallego y de la vida rural para contrastar con la moralidad de los personajes. La naturaleza se convierte en un elemento opuesto y hostil a la humanidad, representando la oscuridad que corrompe el alma humana.
Los personajes son complejos y multidimensionales, cada uno con sus propias motivaciones y debilidades. La autora utiliza la técnica narrativa de la perspectiva múltiple, lo que permite que el lector vea la historia desde diferentes puntos de vista y conozca más de cerca la psicología de los personajes. El estilo de Pardo Bazán es fluido y rico en detalles, con una atención meticulosa a la ambientación y a la descripción de los personajes.
Última actualización: 18 mayo, 2023
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