La ladrona de libros es la obra más reconocida del autor australiano Markus Zusak, que también escribió Cartas cruzadas. Fue publicada en 2005 y dos años después, recibió el Premio Michael L. Printz. Para septiembre de 2009, había estado 105 semanas en la lista de superventas juveniles del New york Times y en 2013 fue llevado al cine de la mano de Brian Percival.
Liesel Meminger: protagonista de la historia, una ladrona de libros, trabajadora y de gran corazón. Roba libros porque los adora, tanto que los robaba incluso cuando no sabía leer. La adopta la familia Hubermann cuando su padre desaparece y su madre se ve obligada a darla en adopción junto a su hermano.
Hans Hubermann: padre adoptivo de Liesel. Trabaja como pintor y es adicto a los cigarros. Sirvió en el ejército franquista durante la Guerra Civil Española, siendo el único superviviente de su compañía, ya que decidió quedarse atrás cuando mandaron a sus compañeros a una misión suicida. No está de acuerdo con el partido nazi, pero se ve obligado a enrolarse en el ejército alemán para proteger a su familia.
Rosa Hubermann: madre adoptiva de Liesel. Es una mujer trabajadora que lava y plancha la ropa de cinco hogares ricos para darle a la familia un sustento económico, aunque va perdiendo los trabajos uno por uno. Tiene un temperamento fuerte, pero se preocupa por Liesel, a la que admira y respeta, además de por sus hijos Trudy y Hans Jr. Muere en el bombardeo sobre Himmelstrasse.
Max Vandenburg: un muchacho judío que los Hubermann esconden en el sótano de su casa. Hans se siente en deuda con el padre de Max, Erik Vendenburg, que le salvó la vida en la guerra. Max se hace amigo de Liesel y se terminan enamorando, y escribe dos libros para ella titulados El vigilante y El árbol de las palabras.
Personajes secundarios
Hans Hubermann Jr.: hijo de Hans Hubermann, miembro del partido nazi y soldado del ejército alemán en Estalingrado. Se desconoce su estado.
Rudy Steiner: mejor amigo de Liese, un muchacho leal y huesudo que encaja con el ideal alemán, pero no simpatiza con el nazismo. Está afiliado a la Juventud Hitleriana por obligación. Muere en el bombardeo sobre Himmelstrasse.
Ilsa Hermann: esposa del alcalde de Molching, tuvo un hijo que murió en la Unión Soviética. Rosa y Liesel lavan y planchan su ropa durante un tiempo hasta que la mala situación económica obliga a Ilsa a despedirlas. Sin embargo, guarda cariño por ambas mujeres, por lo que permite a Liesel que lea y robe sus libros, e incluso la acoge en su casa después del bombardeo sobre Himmelstrasse.
Tommy Franco: amigo de Rudy y Liesel, un niño rubio del que todos se burlan porque tiene un problema auditivo y tics. Muere en el bombardeo sobre Himmelstrasse.
Frau Holtzapfel: vecina de los Hubermann, escupes sobre su puerta por una antigua enemistad entre sus familias, pero Liesel empieza a leerle sus libros, dándole sus raciones de café a Rosa a cambio y dejando de escupir en su puerta. Tiene dos hijos, Robert, que murió en la guerra, y Michael, que se suicidó meses después. Muere en el bombardeo sobre Himmelstrasse.
Alex Steiner: padre de Rudy, un hombre serio que no muestra sus sentimientos. Es el sastre de Himmelstrasse y lo llaman a la guerra para evitar la entrada de Rudy en el Partido Nazi. Es el único sobreviviente de la familia Steiner después del bombardeo sobre Himmelstrasse, ya que estaba en la guerra.
La Muerte: narrador y guía de la novela.
Resumen de La ladrona de libros
Primera parte
En enero de 1939, Liesel Meminger, una muchacha de diez años, viaja en tren junto a su madre y su hermano. El padre de la familia ha desaparecido y su madre, sumida en la pobreza, se ha visto obligada a dar a sus hijos en adopción, por lo que se dirigen a la ciudad de Molching, a las afueras de Múnich, donde vivirán con sus padres adoptivos, Hans y Rosa Hubermann.
Durante el viaje, el hermano de Liesel fallece y lo entierran cuando el tren efectúa una parada, en un cementerio cercano a las vías. Liesel ve en la fosa cubierta de nieve un libro llamado Manual del sepulturero, que se le ha caído a un trabajador del cementerio, y lo roba, aunque no sabe leer. Este libro, aunque amargo, será el recuerdo tangible de su hermano y su madre.
Al principio, Liesel no quiere vivir con los Hubermann en la calle Himmel, pero su padre adoptivo la alienta a quedarse con ellos. A Liesel le agrada Hans, aunque no sabe qué opinar de Rosa, su madre adoptiva. Al cabo de unos días, Liesel empieza en la escuela, pero le cuesta adaptarse porque no sabe leer. Allí conoce a Rudy Steiner, que pronto se convertirá en su mejor amigo y compañero de robo de libros y comida.
Liesel tiene pesadillas recurrentes en las que ve a su hermano muerto en el tren. Una noche, después de sufrir de sus pesadillas, Hans va a calmarla y encuentra el Manual del sepulturero escondido en el colchón. Hans decide enseñar a Liesel a leer y escribir. La muchacha aprende rápido y aprovecha para escribirle cartas a su madre, que nunca la responde; es así cómo descubre que su madre ha desaparecido.
Un día, se organiza una quema de libros para celebrar el cumpleaños de Hitler el 20 de abril de 1949. Durante esa quema, Liesel comprende lo que significa vivir en la Alemania nazi, asistiendo al evento, que le resulta tan fascinante como inquietante. Ahora que sabe leer y escribir, Liesel comprende el valor y el poder de las palabras. Entonces, escucha a un portavoz nazi clamar por la muerte de comunistas y judíos y se entristece, porque sabe que su padre fue acusado de comunista y puede que Hitler fuera el responsable de su desaparición, así como de la de su madre y la muerte de su hermano.
Liesel pregunta a Hans sobre todo esto tras la quema de libros y él le confiesa que sí, que Hitler probablemente sea el culpable de las desgracias de su familia, por lo que Liesel convierte a Hitler en su enemigo acérrimo, lo que puede suponerle un problema en la Alemania nazi. Hans advierte a Liesel que no puede expresar abiertamente que odia a Hitler en público, conflicto que lleva a la muchacha a robar su segundo libro de la pila ardiente: El hombre que se encogía de hombros.
Segunda parte
Liesel quiere saber por qué Hans detesta tanto a Hitler. Se descubre que Hans batalló en la Primera Guerra Mundial, donde un judío llamado Erik Vendenburg le salvó la vida a cambio de la suya. Después de la guerra, Hans visitó a la viuda de Erik y a su hijo, Max, que ahora tenía 22 años y estaba escondiéndose de los nazis por ser judío. Hans era la última esperanza de Max para sobrevivir.
Hans descubre que Max está huyendo de los judíos y colabora en la organización del viaje de Max a la calle Himmel. Cuando llega el joven, Hans y Rosa lo esconden en el sótano de su casa. Al principio, Liesel no sabe qué pensar del muchacho, pero poco a poco se convierten en buenos amigos.
Sin embargo, el esconder un judío en la casa despierta un sentimiento de temor y paranoia en la familia por si les atrapaban, y un sentimiento de culpa en Max porque los Hubermann estaban arriesgando su vida por él. Era una situación difícil, pero que estrechaba lazos entre los involucrados.
Liesel también entabla una extraña amistad con Ilsa Hermann, la esposa del alcalde de la ciudad. Rosa trabaja en su casa, planchando y lavando ropa para ganarse un dinero. Ilsa le dice a Liesel que la vio robando un libro de la pila de libros quemados y la invita a leer en su biblioteca; sin embargo, la falta de dinero obliga a Ilsa a despedir a Rosa, lo que lleva a Liesel a robarle sus libros, algo que Ilsa sabe, pero no le da importancia.
Tercera parte
Todo cambia en octubre de 1942, durante un desfile de judíos que pasa por Molching de camino al campo de concentración de Dachau. Hans le ofrece a un preso judío un pedazo de pan y ambos son azotados por un guardia nazi. El suceso hace que Hans tema que investiguen su casa y encuentren a Max, por lo que le saca del sótano esa noche; sin embargo, los nazis no van a su casa y Hans se siente culpable por haber echado a Max.
Un día, Liesel ve a la Gestapo en la calle Himmel y Hans cree que van a por él, pero en realidad van a por Rudy por ser un buen estudiante y atleta, para llevarlo a una escuela de formación. Sus padres llegan a un acuerdo con la Gestapo: Alex Steiner, el padre de Rudy, se enrolará en el ejército e irá a la guerra a cambio de que Rudy se quede en casa. Hans también es reclutado como castigo por haber dado pan a un judío.
A falta de Hans y Max, Liesel sale adelante como puede. Durante los bombardeos, la joven lee a los residentes de la calle Himmel libros en el refugio antiaéreo, además de robar comida con Rudy y ayudar a los necesitados con Rosa. Una noche, Rosa le muestra a Liese un libro que Max dejó para ella, llamado El árbol de las palabras y escrito sobre páginas del libro de Adolf Hitler, Mein Kampf.
Cuarta parte
En febrero de 1943, después de que Liesel cumpliera 14 años, Rosa le cuenta que Hans por fin volverá a casa porque se había roto la pierna. En agosto de ese mismo año, Liesel se reencuentra con Max en un desfile de judíos, ya que va de camino a Dachau. Liesel camina junto a él en la procesión y Max le cuenta a Liesel que fue capturado seis meses antes, es decir, cinco meses después de marcharse de su casa. Los guardias ven a Liesel caminando con Max y azotan a ambos jóvenes. Rudy convence a Liesel de que no siga a Max, salvando su vida.
Poco después, Liesel decide dejar de leer y no vuelve a visitar la biblioteca de Ilsa. Como despedida, Ilsa le regala un libro en blanco para que Liesel escriba la historia de su vida, que llamó La ladrona de libros. Escribe en el sótano, y una noche estaba escribiendo su historia cuando un bombardeo cae sobre la calle Himmel. Liesel se salva por estar en el sótano, pero la familia Hubermann muere mientras duerme. Liesel, desesperada, deja caer su libro, que es recogido por la Muerte. Va en busca de algún superviviente y se encuentra a su amigo Rudy muerto en la calle, y le da un beso en los labios.
Como Liesel no tiene adónde ir, la policía se hace cargo de ella. Al cabo de un tiempo, Ilsa, que ha sobrevivido al bombardeo, decide acogerla en su casa durante un tiempo. También regresa Alex Steiner, que se encuentra con la noticia de que su mujer y su hijo Rudy han fallecido en el bombardeo, y se siente culpable por haber convencido a la Gestapo de que Rudy se quedara en casa porque, de no haberlo hecho, quizá se habría salvado.
Max sobrevive al campo de concentración y Liesel llega con vida al final de la Segunda Guerra Mundial. Al final de la historia, Max y Liesel se reencuentran y lloran de felicidad al ver que ambos han sobrevivido a la crueldad de la guerra. La Muerte cuenta que la historia de Liesel tiene un final feliz, ya que ella se mudó a Sydney, se casó y tuvo hijos y nietos de los que pudo disfrutar sin preocupaciones. Cuando Liesel tiene 91 años, la Muerte le devuelve su libro, La ladrona de libros y, a cambio, se lleva su alma y Liesel muere en paz.
Opinión de La ladrona de libros
La ladrona de libros se publicó poco antes que El niño con el pijama de rayas, lo que puede suponer una saturación de libros sobre el Holocausto y la Alemania nazi. Sin embargo, esta novela ofrece una perspectiva peculiar sobre el tema, pues cuenta cómo los personajes de la historia intentan seguir con su vida normal en un ambiente extraordinario, lleno de horror y muerte.
De hecho, lo más peculiar de La ladrona de libros es que se trata de un libro narrado por la Muerte, que nos cuenta en primera persona la historia de Liesel. Y es que la Muerte está presente constantemente en una historia sobre nazis que apresan a judíos y envían a la guerra a personas inocentes, para librar batallas inútiles. Y, en ese panorama, los personajes intentan obviar todas esas desgracias y seguir sus propios caminos, normalizando algo tan triste como una guerra.
Además, La ladrona de libros se puede considerar más bien como una novela sobre al amor por la lectura y la escritura, ya que el autor nos transmite a través de Liesel cuán poderosas son las palabras escritas en un papel. Tanto es así, que Hitler teme lo que cuentan los libros y por eso manda quemarlos en plena calle.
Con una narración ágil, a veces seca y otras veces poética, La ladrona de libros es una hermosa lectura que no sólo nos ayuda a comprender los horrores de la Alemania nazi, sino que también nos muestra el poder de las palabras y la importancia de que estas historias sobrevivan y se cuenten, para que nunca más se repitan los mismos errores del pasao.
Última actualización: 20 enero, 2021
Lector empedernido y amante de la fotografía. Me encanta la literatura de fantasía y ciencia ficción. Escribo resúmenes, opiniones y reseñas para ayudarte a decidir tu próximo libro.
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