Antígona es una tragedia griega escrita por Sófocles y representada por primera vez en el año 440 a.C. Trata sobre el deseo de Antígona de enterrar a su hermano muerto Polinices, quien fue condenado por el rey de Tebas, Creonte, a no ser sepultado, debido a que cometió traición a la patria.
En la obra, se desarrolla un conflicto moral: ¿Se debe cumplir el destino de los dioses o se debe obedecer la ley de los humanos? Además, Antígona deberá escoger entre defender a la familia o seguir el mandato del Estado, representado en el liderazgo de Creonte.
Después de la muerte del rey Edipo, sus hijos, Polinices y Eteocles, se turnarían el trono cada año, para que así hubiera un equilibrio justo. Sin embargo, después del primer año, Eteocles se negó a ceder el poder a su hermano. Esto enfureció a Polinices quien se fue a Tebas con un ejército extranjero para obligar a Eteocles a entregar el trono. En la batalla ambos hermanos mueren.
Creonte, quien asume como rey, decide dar todos los honores a Eteocles en su funeral y, por el contrario, negar tal privilegio a Polinices. La orden fue dejarlo tirado en el campo de batalla donde murió y no sepultarlo para que los animales se lo comieran y su alma vagara sin descanso por toda la eternidad. Esto se consideraba el peor castigo que podía aplicarse.
Defensa y honor
Antígona se lamenta de lo sucedido a su hermano, pues considera que esto va en contra de lo que mandan los dioses. Además, se siente con el deber de proteger a su familia y mantener su dignidad. Entonces, le pide a su hermana Ismene que la apoye en sus planes de enterrar a Polinices, pero Ismene ve esto como algo improbable, ya que su cadáver está siendo vigilado y custodiado. También siente miedo de quebrantar la ley, pues sabe que contradecir una decisión del rey se paga caro.
A pesar de las advertencias, Ismene no logra detener a Antígona y esta sigue adelante con sus planes. Por su parte, Creonte anuncia al coro de ancianos su decisión respecto a Polinices y desea conseguir apoyo en esta empresa. El líder del coro muestra su apoyo, pero un mensajero llega con la noticia de que el cuerpo de Polinices había recibido un ritual funerario, tenía tierra encima aunque no estaba enterrado y se desconoce quién pudo haberlo hecho.
Dilema de obediencia
Creonte amenaza de muerte al guardián del cuerpo y le ordena ir a buscar al culpable, porque de no encontrarlo él mismo pagaría con su vida. Al poco tiempo el guardián regresa con Antígona, quien había sido sorprendida haciendo actos fúnebres a Polinices. Ella no solo no lo negó, sino que se mostró sin ningún arrepentimiento y con una actitud desafiante.
Creonte y Antígona discuten, ella argumenta que ninguna ley humana puede estar por encima de las leyes de los dioses. Asimismo, manifiesta sentirse orgullosa de haberlo hecho. Esto enloquece de ira a Creonte, quien la condena a muerte junto con su hermana Ismene, por sospechar que es cómplice. Ismene no niega haber quebrantado la ley y se declara culpable, a pesar de no ser cierto. Pero Antígona, en su resentimiento, insiste en que Ismene no tiene nada que ver en el asunto y se niega a ser encerrada con ella.
El castigo impuesto por Creonte fue que se entierre viva a Antígona y se le deje comida y bebida para no sentirse responsable de su muerte, de esta manera guardará algo de respeto a los dioses.
Muerte y arrepentimiento
Hemón, el hijo de Creonte, era el prometido de Antígona, por lo que se muestra bastante afectado frente a la decisión de su padre. A pesar de que al principio Hemón promete lealtad a su padre y su decisión, pronto comienzan a discutir de forma agresiva.
Tiresias interviene en el pleito y le anuncia a Creonte que el cuerpo de Polinices está siendo devorado por los perros y los trozos dejados en las puertas de las casas, señal de que los dioses están furiosos con su decisión. No obstante, Creonte se enfrenta a Tiresias llamándolo mentiroso y traidor. El coro de ancianos le pide a Creonte que deshaga su decisión, ya que estar contra los dioses no puede ir bien.
Finalmente, el rey cede, pero ya era demasiado tarde. Antígona fue encontrada muerta en la cueva donde yacía abandonada, se había suicidado. Hemón, al enterarse, también se quita la vida. Creonte carga el cuerpo de su hijo y se lamenta, pero pronto descubre que su esposa, y madre de Hemón, no soportó la pérdida y también se suicidó. La obra culmina con la intervención del coro, advirtiendo al público los peligros de ofender a los dioses.
Personajes de Antígona
Personajes principales
Antígona: Es una de las hijas de Edipo, el antiguo rey de Tebas. Es descrita cómo una mujer de gran temple y carácter, decidida a salvar el honor familiar y cumplir la ley de los dioses. Al desobedecer las órdenes de su tío, el rey Creonte, de no sepultar el cadáver de su hermano, Antígona se enfrenta a un castigo cruel que la lleva acabar con su vida.
Creonte: Después de que murieran sus dos sobrinos, Polinices y Eteocles, en un enfrentamiento por el trono, Creonte asume el mandato y se convierte en rey, no sin antes ordenar un terrible castigo: no enterrar a Polinices para que sea devorado por los animales carroñeros. Esta decisión desata acontecimientos trágicos, como la muerte de su hijo.
Personajes secundarios
Ismene: Es hermana de Antígona e hija de Edipo. Al contrario de su hermana, Ismene es de un carácter más dócil y suave. No apoya a Antígona en la misión de sepultar a Polinices, por lo que después es liberada del castigo por desobediencia.
Hemón: Es el hijo de Creonte y prometido de Antígona. Intenta defenderla del cruel castigo de su padre, pero no logra razonar con él. Finalmente se suicida al encontrar muerta a Antígona.
Coro de ancianos: El coro de ancianos de Tebas representa al pueblo y el único que logra convencer a Creonte de echar para atrás su decisión de no enterrar a Polinices y desobedecer a los dioses.
Análisis de Antígona
Antígona, como personaje, es considerada una heroína. La razón de esto es que ella pone de manifiesto el abuso de poder de Creonte. En el contexto político de la Antigua Grecia, la democracia era naciente y esta obra se percibe como una advertencia de que ésta, fácilmente se podía desvirtuar cuando un humano se quiere imponer a través del poder.
Si se quiere, el dilema más importante de esta tragedia es el que se da entre el cumplimiento con los dioses, en contraposición con la obediencia ante el Estado. La posición de Antígona es clara, ella quiere agradar a los dioses a través del cumplimiento de sus leyes y la defensa de la familia. Cree que esto le dará reconocimiento ante ellos cuando muera.
Por otro lado, Creonte representa la dignidad del gobernante que antepone la defensa de la patria ante los planes de los dioses, pues considera que su deber es cumplir como Estado. Finalmente, el dilema parece resuelto.
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